Casos de noviazgos a temprana edad
“Últimamente, algunos chicos de la escuela me han pedido salir con ellos o que sea su novia.”—Becky, de 11 años.*
“La mayoría de mis compañeros tienen pareja. De hecho, a menudo se les puede ver besándose en los pasillos.”—Liana, estudiante de décimo grado.
MUCHOS jóvenes mantienen una relación sentimental a muy temprana edad. Los medios de comunicación presentan esta práctica como una forma normal e inofensiva de divertirse. Oneyda, de 12 años, relata: “Casi todo el mundo en la escuela sale con alguien”. Una mujer joven llamada Jenifer recuerda: “Había niños de unos nueve años que ya estaban en noviazgos”. Y añade: “Me empecé a ver presionada para salir con chicos a los 11 años”.
Si no tienes pareja, es fácil que te sientas marginado. Quizás hasta te ridiculicen por tal razón. Puesto que Jenifer se consideraba demasiado joven para salir con muchachos, rechazaba a todos los que se lo pedían. ¿Cómo reaccionaban? “Se reían de mí y bromeaban sobre el tema”, cuenta. Desde luego, no es agradable soportar las burlas de otros. Sin embargo, ¿debes salir con alguien solo porque los demás lo hacen? ¿Qué es salir con una persona y qué objetivo tiene?
¿Qué es salir con alguien?
“No somos novios. Solo somos amigos”, dicen un gran número de jóvenes aunque pasen muchas horas con alguien del sexo opuesto. No obstante, sin importar cómo se le llame —salir o andar juntos, o sencillamente verse—, cuando un chico y una chica se prestan atención exclusiva el uno al otro y empiezan a pasar tiempo juntos, por lo general hay algo más que una amistad. Incluso puede que dos personas mantengan una relación sentimental a distancia, ya sea por carta, por teléfono, por correo electrónico o mediante los canales de charla de Internet.
Ahora bien, ¿qué tiene de malo estar casi siempre a solas con alguien del otro sexo?
Los peligros
En Proverbios 30:19, la Biblia habla del “camino de un hombre físicamente capacitado con una doncella”. Esta expresión sugiere que la relación entre hombre y mujer suele seguir determinado curso. Cuando dos personas maduras que se guían por los principios morales divinos comienzan a salir juntas y surge el amor, terminan por casarse honorable mente. Al fin y al cabo, Dios creó al hombre y a la mujer para que se atrajeran el uno al otro. Pero ¿qué sucedería si mantuvieras esa amistad íntima con alguien sin tener edad para el matrimonio? El final podría ser desastroso.
¿Por qué? Al pasar mucho tiempo con una persona del sexo opuesto, lo natural es que se despierten sentimientos románticos. Así pues, antes de que te dieras cuenta estarías deseando volver a ver a dicha persona y pensando en ella constantemente. Sin embargo, pudiera ocurrir —de hecho, es bastante habitual— que esos sentimientos no fueran recíprocos y que uno de los dos terminara sufriendo. Y aunque el afecto fuera mutuo, si uno de los dos no tuviera edad para casarse o no fuera lo suficiente maduro para hacerlo, el resultado sería el mismo: frustración y dolor. ¿En qué acabaría una relación así? Un proverbio bíblico dice: “¿Puede un hombre recoger fuego en el seno sin que se le quemen las mismas prendas de vestir?” (Proverbios 6:27).
Fíjate en lo que le pasó a una joven llamada Nina. “Conocí a un chico por Internet —relata—. Todos los días hablábamos durante horas por un canal de charla. Le tomé tanto cariño que mi vida giraba en torno a él. Pero la relación no duró mucho, y cuando terminó, me quedé muy deprimida. Entonces él me llamó y me dijo que quería suicidarse a causa de nuestra ruptura. Eso me deprimió aún más. No mereció la pena —concluye—. Hace dos años que pasó todo y aún padezco depresión.” En pocas palabras, Nina era demasiado joven para tener una relación de este tipo.
Cabe señalar que la expresión bíblica “el camino de un hombre físicamente capacitado con una doncella” pudiera aludir a las relaciones sexuales. En el mundo de hoy, salir con alguien es a menudo el preludio de tales relaciones. La pareja quizá empiece tomándose de las manos inocentemente, y siga con un abrazo breve y un beso en la mejilla. Por supuesto, no es lo mismo que dos adultos jóvenes que han contraído un compromiso serio se demuestren afecto de este modo, a que lo hagan dos jóvenes sin edad para casarse. En este caso solo se consigue avivar los deseos sexuales, por lo que las muestras de “afecto” pudieran llegar a ser con el tiempo impropias o impuras e incluso quizá conduzcan a alguna forma de fornicación.*
La fornicación acarrea amargas consecuencias, como enfermedades de transmisión sexual, pérdida de autoestima, remordimientos de conciencia y embarazos entre adolescentes. No es de extrañar que la Biblia dé este mandato: “Huyan de la fornicación” (1 Corintios 6:13, 18; 1 Tesalonicenses 4:3). Si evitas salir con alguien a temprana edad, te será más fácil obedecer esa orden.
Cuándo iniciar una relación
Lo dicho no significa que nunca puedas salir con una persona del sexo contrario. No obstante, si eres un adolescente, es probable que te encuentres en lo que la Biblia llama “la flor de la juventud”, momento en el que empiezas a transformarte en el futuro hombre o mujer que serás (1 Corintios 7:36). En esta etapa de la vida se comienza a madurar en sentido físico, emocional y sexual. Los sentimientos —incluidos los impulsos sexuales— son más fuertes que nunca, aunque también están sujetos a rápidos cambios. Por eso suelen durar tan poco los romances de la adolescencia. “Normalmente no salía con la misma persona más de una semana”, recuerda una muchacha.
Es obvio, pues, que no tiene sentido entablar una relación amorosa durante “la flor de la juventud”. Es mejor esperar a que te conozcas a ti mismo, a que sepas con certeza lo que te agrada y lo que te disgusta, y a que te fijes metas. Además, debes tener edad suficiente para cumplir con las responsabilidades que conlleva el matrimonio. Por ejemplo, Jehová espera que el esposo cuide de su familia en sentido físico, material y espiritual. Si eres un chico, ¿estás preparado para conseguir empleo y cuidar de tu esposa, así como de tus posibles hijos? ¿Eres capaz de ayudarlos a conservar su espiritualidad? ¿Y si eres una chica? Las esposas deben amar y respetar a su marido y apoyarlo en las decisiones que este tome. ¿Estás realmente preparada para hacerlo por largo tiempo? Por otra parte, ¿puedes atender de continuo un hogar, cocinar y cuidar de los niños? (Efesios 5:22-25, 28-31; 1 Timoteo 5:8.)
Ilustrativo: en los países occidentales, muchos jóvenes sueñan con conducir el automóvil de la familia. Pero ¿qué deben hacer antes de sentarse al volante? En la mayoría de los casos tienen que recibir primero algunas clases prácticas y pasar un examen. ¿Por qué? Porque conducir implica una gran responsabilidad, ya que tanto la vida del conductor como la de los pasajeros están en juego. Pues bien, de igual manera, el matrimonio trae consigo importantes responsabilidades para las que, debido a tu edad, probablemente no estés aún preparado. Por tal razón, sería sensato por tu parte que resistieras la tentación de entablar una amistad íntima con alguien del sexo opuesto, en vista de que el objetivo de iniciar una relación es el matrimonio. En resumidas cuentas: si no estás preparado para casarte, no deberías salir con nadie.
A fin de tomar una sabia decisión al respecto, necesitas lo que la Biblia llama “conocimiento y capacidad de pensar” (Proverbios 1:4). Así pues, tal vez sea una buena idea que aproveches el conocimiento y la experiencia de alguien mayor que tú. Si tus padres son cristianos, seguramente son quienes mejor pueden ayudarte a analizar si estás preparado o no para el matrimonio, aunque también pudieras pedir consejo a cristianos maduros de la congregación. En caso de que tus padres no quieran que tengas novia o novio, harías bien en obedecerlos, ya que desean ‘evitarte la calamidad’ (Eclesiastés 11:10).
Si creen que no estás listo para tener pareja, quizás te recomienden que, mientras tanto, amplíes tu círculo de amistades en vez de dedicar toda tu atención a una sola persona. Relacionarte con solteros y casados, jóvenes y mayores, así como con otros chicos y chicas de tu edad, te ayudará a definir tu personalidad y a tener un punto de vista más realista sobre la vida y el matrimonio.
Aunque la espera no te resulte fácil, es conveniente. Aprovechar “la flor de la juventud” para convertirte en un adulto maduro y responsable te ahorrará muchos problemas. Si así lo haces, tendrás tiempo para edificar tu espiritualidad y cultivar las cualidades necesarias para afrontar las presiones y obligaciones maritales. De esta forma, cuando por fin estés preparado para mantener una relación, los demás te considerarán alguien a quien merece la pena conocer mejor.
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